Por: Leydi Fonseca.

Como todos los años, del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, este año bajo el lema “apoyar la lactancia materna para un planeta más sano”. La Lactancia ofrece a todos los niños el mejor comienzo posible en la vida, ya que aporta beneficios de salud, nutricionales y emocionales tanto a los niños como a las madres.

La leche materna suple todas las necesidades nutricionales del bebé durante los primeros seis meses de vida. Su contenido es rico en agua, carbohidratos, proteínas y grasas suficientes para una adecuada alimentación. Además de esto, también aporta componentes inmunológicos que permiten al niño defenderse de posibles infecciones mientras se termina de desarrollar su sistema de defensas. La lactancia permite crear un lazo afectivo más fuerte entre madre e hijo, es un momento en el que el niño se siente completamente protegido por su madre.

La lactancia materna debe ser exclusiva hasta los seis meses de edad, es decir será la única alimentación del bebé y está será a demanda, lo que significa que cada vez que su bebé lo pida, debe amamantarlo. Desde los seis meses se empieza a incluir la alimentación complementaria y se continúa con lactancia hasta los dos años de edad. Tenga en cuenta que aunque parezca un proceso fácil, no lo es tanto. Todas las gestantes deben recibir información sobre una adecuada lactancia materna, en la que se incluye la posición del bebé y la madre, el tiempo de alimentación en cada seno y el inicio temprano durante la primera hora de nacimiento, para garantizar que realmente si se están supliendo las necesidades del niño.

Diferentes estudios han demostrado que los niños alimentados con leche materna tienen menos probabilidades de desarrollar sobrepeso u obesidad, obtienen mejores resultados académicos, asociándose con mayores ingresos en la vida adulta. La lactancia también beneficia a las madres reduciendo el riesgo de cáncer de ovarios y mama y ayuda a espaciar el tiempo entre embarazos.

Existen diferentes situaciones donde la madre no puede lactar a su bebé, un ejemplo de ello son madres VIH positivo, por lo tanto sus niños deben ser alimentados con sucedáneos de la leche materna, conocidos coloquialmente como la “leche de tarro”. Otros casos son infecciones por virus del herpes o sífilis que comprometan el pezón, entre otros.

Por eso si usted es madre o piensa serlo y puede lactar a su bebé, hágalo, disfrute ese momento tan íntimo entre usted y su niño. Es libre de lactar donde lo desee, no se debe permitir que el acto de la lactancia se convierta en morbo. Por niños más felices, ¡que viva la lactancia materna!