Eso no es un caso exclusivo de Colombia, ni necesariamente responde a un malévolo plan de truncar al Gobierno. Por: Juan Carlos Niño Niño Cuando los medios de comunicación revelan los resultados de una contienda electoral a la Presidencia en cualquier País del mundo, exponen a la vez un detallado análisis de cómo quedan sus
Eso no es un caso exclusivo de Colombia, ni necesariamente responde a un malévolo plan de truncar al Gobierno.
Por: Juan Carlos Niño Niño
Cuando los medios de comunicación revelan los resultados de una contienda electoral a la Presidencia en cualquier País del mundo, exponen a la vez un detallado análisis de cómo quedan sus fuerzas en el Congreso, porque de eso depende totalmente su gobernabilidad, dado que si la oposición tiene las mayorías o por lo menos las suficiente curules, pueden poner en serios aprietos al nuevo mandatario, como alguna vez escuché en un documental al entonces presidente estadounidense Barack Obama, confesando la manera compleja y casi fallida de manejar a los republicanos en el Congreso.
Eso no es un caso exclusivo de Colombia, ni necesariamente responde a un malévolo plan de truncar al Gobierno –en este caso el de Gustavo Petro- sino que es una dinámica apenas normal de pesos y contra pesos, porque la oposición nunca se la va a poner fácil a un Presidente, por lo que Petro debe ser consciente que su primer tropiezo fue las relativamente escasas curules que el Pacto Histórico alcanzó en el Congreso, lo que en otras palabras significa que su triunfo fue a medias –aparte del casi empate técnico con el desaparecido ingeniero Rodolfo Hernández- que de entrada lo debió concientizar sobre la necesidad de concertar con todos los sectores, pero al parecer le es más rentable –incluso más placentero- convivir en una contante discordia con los demás.
Y contra todo pronóstico, Petro inició su mandato con unos acuerdos excepcionales en el Congreso –debido al excelente manejo del entonces Presidente del Senado Roy Barreras- que le permitió en menos de un año la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, el Presupuesto General de la Nación, la Ley de Orden Público, y como si fuera poco una concertada tributaria, que entre otras cosas logró imponer más responsabilidades tributarias a las grandes empresas, desmintiendo entonces que el Legislativo esté sujeto a los intereses de los grandes conglomerados, pero todo se arruinó cuando Petro salió al balcón, y sin ninguna necesidad le pidió a los colombianos salir a las calles a defender sus reformas, cuando las mismas se estaban aprobando sin ningún contratiempo en el Capitolio Nacional.
En la discusión de la Consulta Popular en la Plenaria del Senado, era de no creer la exagerada beligerancia del Pacto Histórico –en concordancia con la conflictividad del Jefe de Estado- porque el Presidente Efraín Cepeda puso de primero la apelación para revivir la reforma laboral –siendo ésta una de sus propias iniciativas- lo que de entrada enrareció el ambiente, porque a nadie se le ocurre generar conflicto, cuando se está Ad portas de discutir la Consulta, cuando a la bancada de Gobierno le correspondía propiciar un buen ambiente, si se quiere hacer uso del “colegaje”, facilitando que la sesión tomara su curso –se gastaron dos horas protestando por el orden del día- para aprobar la apelación laboral, y con toda calma proceder a estudiar la Consulta Popular, porque a la hora de la verdad lo caldeado del ambiente –que ellos mismos propiciaron- no solo causó intermitencia en la asistencia de los Congresistas, sino que además tornó confusa la votación, lo que generó suspicacias –sin ninguna evidencia- de la claridad en los resultados de esta votación.
Esta semana, la resurrección de la Reforma Laboral se consolida todavía más, con un acuerdo entre diversas bancadas de la Comisión Cuarta del Senado, incluidos Pacto Histórico, Cambio Radical y Centro Democrático, lo que facilitaría la radiación de una ponencia única y mayoritaria el jueves entrante, para posteriormente aprobarla de este martes en ocho, no sin antes mencionar una reciente declaración en El Tiempo del Presidente de la ANDI, Bruce MacMaster, en el sentido de que en esta iniciativa legislativa acceden a modificaciones en los recargos nocturnos y dominicales.
El consenso que se está tejiendo en la Comisión Cuarta- presidida por una Senadora tan seria y eficiente como Angélica Lozano- no solo es conveniente para sacar adelante la Reforma Laboral, sino que abre los espacios para disminuir esta ensordecedora polarización, siendo un primer paso para reconciliar desde ahora al País, a no ser que al Presidente Petro le parezca “aburrido” aprobar la Reforma Laboral sin ningún contratiempo, y prefiera salir nuevamente al Balcón, para convocar al pueblo a las calles, y mantener así su “auto justificación” de siempre.
Eso no tendría nada de extraño.
Coletilla: Una muestra de que si se pueden alcanzar consensos entre el Gobierno Nacional y las diferentes bancadas, fue el aval previo que le dio el año pasado la entonces ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, a una proposición del Senador José Vicente Carreño a la Reforma Laboral –que será discutida en Comisión Cuarta o Plenaria de Senado- y que consiste en ampliar la estabilidad laboral entre tres (3) a seis (6) años para un prepensionado en situación de discapacidad –dependiendo el tipo de la misma- teniendo en cuenta que actualmente a cualquier colombiano, no se le puede despedir de su trabajo tres (3) años antes de pensionarse.
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