Sigue caliente el debate sobre la intención de un proyecto de ley que ya fue aprobado en primer debate en la Cámara de Representantes y que busca esencialmente acabar con el impuesto 4×1.000, creado en 1998.

Son cerca de 9 o 10 billones de pesos que recoge al año el Estado y que se propone sean reemplazados por un impuesto a los salarios de más de 25 millones de pesos y con la eliminación de los beneficios a las megainversiones en el país.

El 4×1.000 es un impuesto en el que, por cada mil pesos en algún tipo de movimiento financiero, se pagan cuatro pesos. Este gravamen es recaudado por los bancos y luego girado al Gobierno nacional, con algunas excepciones.

Pese a que la iniciativa dio el primer paso en el Congreso, el Gobierno nacional a través de su ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, anunció que no respalda la medida por cuanto la considera lesiva para las actuales finanzas del país y, según el alto funcionario, su recaudo anual alcanza los 10 billones de pesos, por lo que a la vista no hay cómo reemplazarlo.

“Independientemente del debate sobre uno u otro impuesto, siempre existirán argumentos técnicos a favor y en contra. Pero yo lo que sí creo es que el debate fiscal y el debate tributario debe ser tremendamente responsable”, declaró.