Por:  Juan Carlos Niño Niño

En términos del Ajedrez, el jaque es una amenaza de “capturar” el Rey, que antecede al “Jaque Mate” o encerrona definitiva al “Monarca”, por lo que el jugador afectado debe eliminar la pieza del agresor, interponer otra al atacante o  iniciar la lenta huida de su Rey –casilla por casilla- y sin duda la semana pasada el Presidente Gustavo Petro apeló a estas tres estrategias, cuando las propias bancadas del Gobierno en el Congreso, iniciaron un certero y constante jaque a la Reforma a la Salud, aprobando tan solo la ponencia, y dejando en “veremos” el articulado.

Una jugada audaz fue incorporar a un poderoso Alfil, que tenía inutilizado o en “remojo” –en la Unidad de Gestión del Riesgo- como es el otrora Senador liberal Luis Fernando Velazco, uno de los legisladores más influyentes de la Comisión Primera –que maneja los asuntos constitucionales- quien tuvo a sus espaldas las reformas institucionales gubernamentales de los últimos veinte años, como también la célebre ley de Hábeas Data –que evita el abuso en el reporte de los deudores morosos en las centrales de riesgo- y su conocido debate de control político sobre los combustibles, buscando disminuir la tarifa de la gasolina y el ACPM en Colombia.

Velazco es el “Karpov” del ajedrez legislativo, con la capacidad para detener el arrasador jaque a la Reforma a la Salud, y adelantar las jugadas necesarias para darle jaque mate al contendor, que permita aprobar cuanto antes en primer debate el proyecto, porque el recién designado ministro del Interior, tiene un carácter noble pero firme, flexible pero vertical, que busca consensos pero mantiene lo esencial –incluso con la oposición- siendo un conocedor absoluto del complejo trámite legislativo –fue protagonista del mismo- entendiendo como nadie sus recovecos, y la manera sencilla pero efectiva para salir avante de éstos, en armonía con la sensatez del designado ministro de Salud, Guillermo Jaramillo –otro poderoso alfil- porque en palabras de Velazco “dialogando se arreglan las cosas y se hacen acuerdos”.

A pesar de la tormenta política por la aprobación “a medias” de la Reforma a la Salud –primera en el Siglo que propicia una crisis ministerial- reitero lo afirmado en mis anteriores columnas, en el sentido de que la Reforma será finalmente aprobada, y que los supuestos inconvenientes, no son más que los usuales  “tires y aflojes” entre Gobierno-Congreso, solo que esta vez –como nunca antes- los roles de poder han llegado al extremo, al límite, al borde del abismo, pero no es más que el preludio de su inminente aprobación.

El intempestivo despido de Ministros –que se sostenían por un acuerdo con los partidos de la U, Conservador y Liberal-  es una muestra del poder presidencial, porque los Congresistas de estas bancadas se quedan en “Cero”, sin ninguna posibilidad de gestión –ni poder burocrático- poniendo en riesgo la influencia que puedan tener en la designación de los directores de las entidades nacionales –con sede en las regiones- lo que no necesariamente es ilegal o inconveniente, sino  una relación de complementariedad entre Ejecutivo y Legislador, que ha permitido la gobernabilidad en 200 años de vida institucional.

Coletilla: Ante la columna hoy “El Articulito” de Daniel Coronell en los Danieles, en donde el periodista revela la “resurrección” de un artículo en el proyecto de ley del Plan Nacional de Desarrollo, que obliga a los dueños de predios venderlos al Estado –con avalúo comercial- en caso de que los mismos sea de utilidad pública, o específicamente para la anunciada Reforma Agraria, conviene aclarar que una vez eliminado o negado el Artículo en las Comisiones Económicas, es ilegal revivirlo en Plenarias de Cámara y Senado, como sucedió con el Artículo “Anti Fracking” en el hundido proyecto del “Régimen Amazonia”.