CRÓNICA DE GARDEAZÁBAL, LA GENTE DE BIEN Y LOS NO VACUNADOS

CRÓNICA DE GARDEAZÁBAL, LA GENTE DE BIEN Y LOS NO VACUNADOS

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=eKgQibQ1TCg Si para algo nos ha servido la combinación de pandemia, el paro de la Primera Línea y la profunda brecha entre quienes pueden comer tres veces al día y quienes no lo pueden hacer, es para habernos dado cuenta que en Colombia se han ido creando adicionalmente dos clases sociales nuevas: la de

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=eKgQibQ1TCg

Si para algo nos ha servido la combinación de pandemia, el paro de la Primera Línea y la profunda brecha entre quienes pueden comer tres veces al día y quienes no lo pueden hacer, es para habernos dado cuenta que en Colombia se han ido creando adicionalmente dos clases sociales nuevas: la de las gentes de bien y la de los no vacunados.

Las gentes de bien hacen parte de los estratos 4 y 5, gozaron de educación, tienen buenas maneras y no mucha plata para gastar, pero se codean de vez en cuando con quien sí la tienen. Como no pueden admitir que son de clase media porque o desde la cuna o desde la infancia tuvieron el goce de clínicas, médicos, colegios y universidades en donde les prometieron la felicidad si eran capaces de conseguir dinero sin necesidad de meterse en negocios de narcotráfico o en la corrompida burocracia estatal, se aferran a su código de valores.

Pero como con los años han ido convirtiéndose en minoría social, estancándose en el número de ceros de su cuenta bancaria y en sus viajes a Miami o a Europa, no les queda más que autoproclamarse como “gentes de bien” para que no los confundan ni con los de arriba ni con los de abajo y, mucho menos, con los emergentes vertiginosos o los de una piel diferente a la suya.

La otra clase social, las de los no vacunados, se ha precipitado por la conjunción de dos factores, la inutilidad del gobernante al manejar la peste con su engañifa de las vacunas y la falta de conocimiento o el exceso de sugestión colectiva sobre el efecto de la vacuna en el cuerpo humano. Eso ha llevado a que después de que decretaron la reactivación en medio de la peor mortandad de la peste, cada vez son más las reuniones, familiares o sociales, los establecimientos y aviones donde los no vacunados ni pueden entrar ni pueden viajar ni son invitados, segregándolos espontáneamente, pero de manera cruel.

No importa que la vacuna a la larga sirva o no sirva, ella ha sido adoptada como un salvavidas y a quienes se nieguen a usarlo los van conduciendo imaginariamente a los vagones de tercera clase como tenían los trenes antiguos, en otras palabras, al marginamiento.

En Francia ya lo volvieron orden de ley. Los no vacunados no pueden ingresar a restaurantes, bares, museos, estadios o actos colectivos ni viajar en avión. Aquí no lo elevan a la calidad de decreto porque como no hay suficientes vacunas, lo demandan ante la Corte.

Solo el paso del tiempo nos dirá si estas clases sociales serán estables y duraderas o resultarán tan reversibles como todo lo que teníamos y  vimos desaparecer con la pandemia y el paro.

Gustavo Álvarez Gardeazábal

El Porce, julio 23 2021

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