Por: Juan Carlos Niño Niño Un curioso incidente se suscitó el miércoles en la Plenaria del Senado, cuando el ponente de la reforma política, Roy Barreras, anunció que avalaba una proposición del Senador José Vicente Carreño, para que se expidiera una ley estatutaria que reglamente la autonomía de los partidos en la elección de sus
Por: Juan Carlos Niño Niño
Un curioso incidente se suscitó el miércoles en la Plenaria del Senado, cuando el ponente de la reforma política, Roy Barreras, anunció que avalaba una proposición del Senador José Vicente Carreño, para que se expidiera una ley estatutaria que reglamente la autonomía de los partidos en la elección de sus directivas y candidatos a las listas “cerradas y bloqueadas”.
La reacción en contra de la proposición no se hizo esperar, en donde congresistas de diferentes bancadas -incluido el Centro Democrático- se acercaron a la curul del Carreño, quien se negó de manera rotunda ante la solicitud de éstos en retirarla, argumentando el Senador araucano que esa ley estatutaria era necesaria para garantizar los derechos de los aspirantes a conformar esa lista cerrada.
La senadora Paloma Valencia aseguró que la proposición de Carreño era “excesiva”, porque “quedamos amarrados al Gobierno” en cómo se deben conformar las directivas y candidatos de los partidos, a lo que el ponente Roy Barrera aclaró que la misma busca que estos mecanismos de elección interna sean reglamentados en tres meses por una ley estatutaria, por lo que la proposición fue aprobada de manera unánime en la Plenaria, aunque la intervención de la Senadora Valencia sienta a la reflexión si los partidos están realmente interesados en que se legisle sobre claras reglas de juego, que le den más transparencia a esta elección de candidatos.
Es más, esta ley estatutaria da sentido y funcionalidad a las listas cerradas, porque subsana un punto de quiebre como es el mecanismo de elección de candidatos y directivas de los partidos -muchas veces bajo el arbitrio de gamonales y contratistas- al establecer términos y condiciones, o en otras palabras unos límites a la autonomía de los partidos, en el sentido que no se excedan en el ejercicio de este poder, y terminen por afectar la transparente conformación de las listas.
Lo confieso: en la anterior Columna Dominical expresé mi total rechazo a las listas cerradas, pero con la salvedad de esta ley estatutaria, vendría a tener sentido lo que argumentó el Presidente del Senado Roy Barrera, al asegurar que las listas cerradas propicia la conformación de una lista de candidatos idóneos, no necesariamente con un vasto caudal de votos, dando paso por ejemplo a la elección de un Congreso con miembros mucho más técnicos, estructurados, con una nueva visión de Estado, haciendo énfasis en temas como la lucha contra la corrupción, el proceso de reconciliación nacional y la preservación del medio ambiente.
Al Presidente Roy Barrera le asiste la razón cuando dice que es mejor votar por una colectividad y no por un candidato, depositar un sufragio por un programa y no por un planteamiento individual -como pasa en los países desarrollados- lo que acaba con esa confrontación desigual entre individuos -incluso entre los miembros de una lista- porque ahora es una “competencia” entre partidos, alrededor de propuestas y en igualdad de condiciones, que se demuestra con la unidad y coherencia de la lista cerrada del Centro Democrático en las antepasadas elecciones al Congreso, y más recientemente con lista del Pacto Histórico, que permitió el ingreso a ésta de intelectuales, lideresas sociales y defensores de derechos humanos, que nada tenían que ver con la actividad política.
La lista cerrada es aún más conveniente para la democracia, cuando el Presidente del Senado explica que el Estado de manera preponderante va a financiar a los partidos y no a los candidatos -sin eliminar el aporte privado- lo que permite “competir” con una asignación económica equitativa del Partido a cada uno de sus candidatos, y no como le pasó a este columnista en las elecciones a la Cámara en Casanare, en donde los recursos que invertí de mis ahorros, escasamente llegaban al uno por ciento de lo que contaron otros compañeros candidatos, que no por eso estoy diciendo que excedieron los topes legales ni que hayan incurrido en una conducta a cuestionar, pero que sin duda me pusieron en una posición de desventaja a la hora de la contienda.
Coletilla 1: Este lunes al mediodía continúa la discusión de la reforma constitucional política en el Senado -le resta por aprobar seis de los diez artículos- en donde se tiene pendiente una proposición del Congresista Carreño, para que el voto electrónico sea obligatorio y se pueda implementar por etapas y en un plazo no mayor a diez años, porque esta reforma lo contempla como opcional y desconociendo los avances del recién declarado inexequible Código Electoral.
Coletilla 2: El miércoles en la noche, la Plenaria estaba discutiendo una proposición para que la financiación de las campañas fuera totalmente estatal, pero de un momento a otro se disolvió el quórum, quedando pendiente entonces para la sesión de hoy.
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