Uno de los derechos fundamentales del cual debemos gozar a plenitud los seres humanos es la libertad de desplazamiento, al menos dentro de nuestro propio territorio, sin embargo, hay varios factores que están alterando indiscutiblemente este derecho a la libre movilidad, y lo más grave del asunto es que nadie le pone freno a los
Uno de los derechos fundamentales del cual debemos gozar a plenitud los seres humanos es la libertad de desplazamiento, al menos dentro de nuestro propio territorio, sin embargo, hay varios factores que están alterando indiscutiblemente este derecho a la libre movilidad, y lo más grave del asunto es que nadie le pone freno a los ampones.
Y es que cuando creíamos que lo más seguro es no salir a la calle, la situación no es de menos riesgo al interior de nuestras viviendas, solo basta chequear algo de redes sociales y medios de comunicación, para darnos cuenta de la facilidad con que la delincuencia entra a las viviendas de los ciudadanos sin ningún temor, igual que pueden perder, si los coge la policía al otro día los deben soltar.
La docilidad en la justicia para los maleantes está escalando a niveles peligrosos para las personas de bien, tanto que la mayoría o al menos algunas personas han optado por implementar algún mecanismo de defensa en sus viviendas, en vista que nadie esta exento en que en cualquier momento alguien pueda entrar a la intimidad de sus viviendas, sin el más mínimo respeto por quienes allí habiten.
La discusión ha cruzado límites tan delicados que es frecuente escuchar en la calle que se necesita una “Limpieza Social, o que es necesario actuar por cuenta propia” acciones desesperadas por parte de quienes en más de varias ocasiones han sido víctimas de ladronzuelos, lo que sobre pasa todo límite de la razón, en virtud que en vez de solucionar un problema, lo que hace es agravar más la situación, porque en caso que una persona de bien afecte a un malandro, podría enfrentar la justicia y convertirse en un delincuente más.
Lo cierto es que, aunque las discusiones son locales y las leyes se hacen en el Congreso, no ha sido posible endurecerlas para que se apliquen correctivos eficientes, y es que el tema de robar ya se está volviendo algo cultural, con argumentos tan vagos como “Si el político roba, porque yo no hacerlo”, sin tener en cuenta que se está generando un problema social desmedido.
Mientras los jueces no actúen con mano dura, vamos a ver más ciudadanos envalentonados, tomando la justicia por mano propia como en el Viejo Oeste, no solo anteponiendo sus principios, sino exponiendo su propia integridad, ¿será que la delincuencia le queda grande a la justicia y nosotros tendremos que defendernos por si mismos? Esperamos que eso nunca ocurra.
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