¡LA PANDEMIA MÁS INVISIBLE!

¡LA PANDEMIA MÁS INVISIBLE!

“Toda violencia es el resultado de personas engañándose para creer que su dolor es provocado por otra gente, pensando por tanto que merecen ser castigadas” Marshall Rosenberg, psicólogo y creador de la Comunicación no violenta. Por: Nelsfomo Hablar de violencia es prácticamente hablar de la creación del mundo, porque de una gran explosión todo surgió,

“Toda violencia es el resultado de personas engañándose para creer que su dolor es provocado por otra gente, pensando por tanto que merecen ser castigadas” Marshall Rosenberg, psicólogo y creador de la Comunicación no violenta.

Por: Nelsfomo

Hablar de violencia es prácticamente hablar de la creación del mundo, porque de una gran explosión todo surgió, y parece que eso dejó secuelas en nuestros genes, en unos más que otros, pero en general todos tenemos nuestra dosis de violencia que surge de nuestro ser como un volcán dispuesto a exterminar hasta con el más desapercibido.

Existen miles de terapias y tratamientos para controlar la ira, pero resulta que como siempre todo lo hacemos mal, no se trata de controlarla, se trata de eliminarla. Pero como hacerlo cuando no somos capaces de enfrentar nuestros propios miedos, ya que este es el alimento de la violencia, cuando sentimos miedo de perder aquello que es nuestro o creemos que nos pertenece es cuando nos llenamos de violencia y atacamos. Según nosotros logramos expulsar toda esa rabia contra el otro, nuestro oponente, nuestro enemigo detonador de todo, cuando en realidad el único culpable es uno mismo que no se responsabiliza de sus emociones y como medio de escape culpamos a los demás.  Es entonces cuando nos calmamos, y con la calma solo podemos ver la destrucción que dejó nuestras palabras y acciones.

Las relaciones quedan tan rotas y fracturadas como la tierra con el paso de un volcán, donde todo se remueve y revuelve, tanto que no volverá hacer la misma, los frutos que antes se cosechaban ya no vuelven a dar con su mismo esplendor o quizás todo fue tan violento que puede tardar años su recuperación, y eso es exactamente lo mismo cuando la violencia invade los hogares y se anida en su corazón. Es difícil que las relaciones con esa persona vuelvan hacer las mismas, porque donde hubo una herida la cicatriz queda.

Ahora súmele que usted tenga que convivir con esa persona, que esa persona sea quien dice amarla/o y que se muestre “arrepentida” de lo que hizo, pero al pasar unos días o meses la acción se vuelve a repetir hasta terminarse en una costumbre, y lo peor de todo es aceptarlo como parte de una inusual manera de amar. Porque violencia no son solo golpes, también son palabras, fuerza física, hostigamiento, acoso, intimidación, económica y psicológica que con el tiempo van destruyendo nuestro ser, autoestima y hasta perdiendo por completo el amor propio, si es que se tenía. La peor aceptación, es decir, “ya es así, eso no va a cambiar, pues la verdad ya me acostumbré, de ahí no pasa”. Y si pasa y lo peor es que pasa mucho, es así como poco a poco la violencia se fue calando en nuestras vidas, casi sin darnos cuenta la convertimos en parte de nuestra existencia, tan invisible, pero con acciones muy visibles que van destruyendo hasta la raíz.

Todas estas actitudes son tan “normales” en nuestra sociedad que hasta se creó el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, no debería ser un día, deberían ser todos los días. Aunque esto no quiere decir que el hombre no sea víctima de estos ataques, si lo son, solo que en menor porcentaje que las mujeres, porque en una cultura casi que generalizada el hombre manda y la mujer obedece. Cuando en realidad no se trata de mandar sino de apoyarse por un bien común. El pasado 25 de noviembre se conmemoró el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, como una manera de denunciar la violencia que se ejerce en todas las mujeres del mundo y reclamar políticas para su erradicación. Pero a veces esas políticas y leyes pueden ser tan arbitrarias como el mismo victimario.

Toda ley o acto de rechazo de violencia fue precisamente generado por un acto violento, y es así como detrás de la celebración de este día se esconde una historia triste, como todas aquellas que nacen desde la intimidación.  A finales de 1950, tras el triunfo de las revoluciones en contra de las dictaduras de algunos países latinoamericanos, las hermanas Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal fundaron el grupo 14 de junio, como rechazo al dictador Rafael Leónidas Trujillo, presidente de la Republica Dominicana entre 1930 y 1961.  A consecuencia de su activismo, las tres hermanas fueron torturadas y encarceladas en distintas ocasiones y, finalmente, el 25 de noviembre de 1960 fueron secuestradas y golpeadas hasta la muerte por órdenes del dictador Trujillo.  El asesinato de las hermanas Mirabal generó un sinfín de protestas en el país y las convirtió en un símbolo latinoamericano en la lucha contra la violencia de género. En el año 2000 la ONU oficializó el 25 de noviembre como el Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Con leyes ya establecidas, evidencia y hasta testigos no siempre es suficiente para judicializar, existen condenas, pero inferiores al número de denuncias y a veces con el solo hecho de denunciar se está poniendo más en riesgo la propia vida, porque no siempre se actúa con efectividad. Y como suelen decir por ahí, cada ley tiene su excepción y existen miles de abogados que estudian para encontrar la manera de cómo reducir las condenas a sus defendidos o sacarlos libres más no para hacer justicia. Muchos de ellos personifican a Judas y se venden por unas cuantas monedas sin importar que atrocidades están encubriendo. Por estas y muchas razones más los entes de justicia en el territorio colombiano han perdido mucha credibilidad, tanto así que algunos se atreven hacer justicia por manos propias y hasta terminaron creando sus propios grupos armados como una manera de blindarse contra las injusticias y terminaron convirtiéndose en los verdaderos verdugos del pueblo colombiano.

Es así como poco a poco los niveles de violencia van creciendo, e incubamos en nuestros hijos odios y rencores heredados, tanta desgracia trae la violencia que aprendimos primero a odiar que amar.  Y como no hacerlo, cuando crecimos viendo a nuestros propios padres como se odiaban y amaban a la vez, una mezcla igual o peor de destructiva que la combinación entre el alcohol y la gasolina. Algunos estudios concluyen que las personas provenientes de hogares con cualquier tipo de maltrato o violencia psicológica, son 15 veces más propensas a manifestar algún tipo de maltrato en su etapa adulta. En la búsqueda de prevenir la violencia, se trata de dar herramientas a los adolescentes para identificar los rasgos típicos de las personas violentas y ser conscientes de esa violencia de baja intensidad que, en pareja, generalmente comienza antes del matrimonio, durante el noviazgo, esas “pequeñas actitudes” que a veces se pasan por alto y sin importancia son la clave para detectar que algo anda mal. La violencia no depara en nada y cruza todas las líneas raciales, edad, económicas y sociales.

La mayoría de las mujeres siempre buscan a un hombre que las proteja y las haga respetar, es por eso que en los colegios el joven peleador es el más atractivo porque es el que me va hacer respetar y cuando crecemos un poco más, el atractivo es el que tiene dinero porque me va a proveer de estabilidad económica, siempre se está en esa búsqueda de protección, una búsqueda herrada porque ese respeto y protección nos los podemos dar nosotras mismas. Muchas personas terminan aceptando la violencia intrafamiliar como una forma de vida. La combinación más peligrosa proviene de una persona violenta y ahora a esto súmele si es millonaria.

Cualquier acto violento es una alarma a la que se le debe tomar con seriedad. Pero muchas veces esos actos son tomados como valentía como le pasó a nuestro personaje de hoy. En un restaurante en el que ella trabaja se presenta un joven atractivo y millonario quien le dice a otro que le partirá la cara sino se larga del lugar tras haberse enterado que dicho joven había apostado para coquetearle a la mesera, este acto deja a Slim, nuestra protagonista enamorada ante la acción valerosa de un “verdadero hombre”, acto del cual ella más tarde será la víctima.

NUNCA MÁS (Enough) es una película estadounidense sobre la violencia intrafamiliar, estrenada el 24 de mayo del 2002, dirigida por Michael Apted, un productor, guionista, actor y director de cine inglés. Conocido por la serie de documentales Up y las películas James Bond The World Is Not Enough y Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba, también dirigió 3 episodios de la serie de televisión Roma. La película es protagonizada por Jennifer López, actriz, cantante, bailarina, compositora, productora discográfica y de televisión, coreógrafa y perfumista, junto a Billy Campbell, quien es más conocido como actor de televisión, participó en la película Drácula de Bram Stoker, y Juliette Lewis (Asesinos Natos), actriz estadounidense de gran trayectoria cinematográfica, tanto así que ha actuado en más de 52 películas.

NUNCA MAS, narra la historia de Slim una mesera cuya vida se ve transformada cuando se casa con Mitch, un millonario empresario. La familia perfecta solo dura unos meses y tras la llegada de su hija Gracie, Slim descubre que su amado esposo es todo, menos perfecto. El hombre de sus sueños no es lo que ella esperaba tras descubrir que le es infiel. Mitch acepta su infidelidad y para someterla comienza a maltratarla, a golpearla como si estuviera peleando con otro hombre. Para proteger su vida y la de su hija, Slim tiene que huir de la violencia de su esposo y refugiarse en un lugar desconocido. Mitch ayudado por su amigo policía las sigue, es así como empieza un viaje por distintos lugares y cambiándose los nombres.

Tras varias persecuciones de su marido, y sin ninguna ayuda por parte de la justicia, la mujer sabe que no puede continuar así. Como un acto desesperado para proteger a su hija, decide enfrentarlo como su única solución, toma la decisión de entrenar defensa personal para ponerse a la altura de su esposo y aprende múltiples maniobras de combate. Slim partiendo de lo sabido que autodefensa no es homicidio, se presenta ante su esposo y se desata una feroz pelea como única medida para obtener su libertad.

La cinta nos muestra la cruda realidad de un matrimonio donde existe la violencia física, emocional, económica y sumado a esto infidelidades. Desatando gran parte de la violencia dirigida hacia la mujer, siendo su pequeña hija de cinco años la observadora constante. Ante el constante miedo, decide pedir ayuda a la justicia, pero como nunca denunció el maltrato, al no existir constancia escrita de los malos tratos al que fue sometida no existe impedimento alguno para que su esposo siga viendo a su hija e incluso acceder a la custodia.

Los pensamientos de “no poderse sentir seguro, no saber a quién acceder, no saber si denunciar o no” forman parte de la salud pública en nuestro país. Según medicina legal, entre enero y mayo del 2018, se registraron 32 mil 445 víctimas de violencia intrafamiliar. Según la defensoría del pueblo cada 28 minutos lamentablemente una mujer es agredida, desgraciadamente en tiempos de pandemia estas cifras se han disparado. Por lo general esta violencia de género es causada por parejas, ex parejas o conocidos. La duración de la violencia intrafamiliar es superior a los 5 – 10 años, e incluso se remonta desde el noviazgo o al primer año de matrimonio.

Es por eso que así se queje que la justicia no hace nada, si es muy importante reportar estos actos violentos para que en caso de repetición se tengan antecedentes, también es importante recolectar evidencias del maltrato, videos, fotografías y testigos. No permita que la violencia se repita una y otra vez sin realizar ninguna acción legal. Es muy importante denunciar para que el responsable no vuelva a reincidir y en el caso de repetición, contacte a la policía y busque ayuda en las comisarías de familia, abogados de familia, ICBF, secretaria de salud, personería y fiscalía. Ante estas entidades se tiene que armar de mucha paciencia en el proceso legal, ya que el componente judicial colombiano esta sobresaturado de casos de violencia intrafamiliar. Al otro lado del teléfono de emergencias, no solo está el fin de los malos tratos, está la vida que ha dejado de vivir, así que lo peor que puede hacer es quedarse callado.

La película no tuvo un recurrido por importantes festivales, ni nominaciones a premios, pero si deja un importante mensaje sobre la violencia, bajo ninguna circunstancia se deben permitir actos que atenten contra nuestra integridad física o mental, los rasgos de personalidad agresiva pueden aumentar con el tiempo, a no ser que uno se someta a una desintoxicación interna de todos los demonios que nos atormentan, pero siempre sabiendo que nosotros somos los responsables de nuestros actos, en vez de mirar hacia afuera, hay que girar la mirada hacia nosotros, hacia nuestro interior y reconocer que nosotros somos los únicos creadores de nuestros comportamientos.

Puede ver NUNCA MÀS (Enough) en Netflix, y de paso aproveche para identificar cualquier indicio de violencia al que pueda estar siendo sometida/o durante la pandemia. Es cierto que nuestras casas es el lugar más seguro, pero el confinamiento es una situación que puede generar estrés en las personas y afectar su salud mental de diferentes maneras. En ocasiones, puede desencadenar reacciones negativas que crean un mal ambiente en la familia. Anime a no pasar por alto el primer golpe, porque al primero le sigue otro, y otro. El silencio es el maltrato más letal, atrévase, sea valiente y denuncie a su agresor.  Así que no genere ni permita que las cifras por violencia sigan aumentando las estadísticas. Y recuerde, Comparta cultura; comparta una película.

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