La incertidumbre de la iniciativa legislativa se acentuó aún más Por: Juan Carlos Niño Niño La semana pasada, dos sendas sesiones de la Plenaria del Senado, no fueron suficientes ni siquiera para votar todos los bloques de impedimentos a la Reforma Pensional, que no solo se convirtió en un trámite lento y tedioso, sino que
La incertidumbre de la iniciativa legislativa se acentuó aún más
Por: Juan Carlos Niño Niño
La semana pasada, dos sendas sesiones de la Plenaria del Senado, no fueron suficientes ni siquiera para votar todos los bloques de impedimentos a la Reforma Pensional, que no solo se convirtió en un trámite lento y tedioso, sino que además el quórum –asistencia de los Congresistas- fue frágil y terminó por desbaratarse antes de las 7 de la noche.
La insistente y casi angustiada solicitud de la vicepresidente María José Pizarro -quien presidía la sesión- para que los colaboradores del recinto salieran del mismo -con campanilla en mano- y pidieran a la mayoría entrar a la Plenaria, no fue suficiente para hacer cambiar de opinión a los Congresistas, por lo que a Pizarro no le quedó otro camino que “levantar” la Plenaria, y señalar que la próxima sesión se estaría citando por secretaria general.
La incertidumbre de la iniciativa legislativa se acentuó aún más, porque finalmente el martes se citó a un Debate de control político sobre el servicio público domiciliario de energía –que suscitó un fuerte cuestionamiento de la Senadora Angélica Lozano- por lo que aún no se sabe a ciencia cierta siquiera si la Reforma Pensional se estaría discutiendo o no este miércoles, o entraría al tenebroso “Purgatorio”, antes de entrar al ansiado “cielo” o dado caso ser abrazado por las llamas de “don Sata”, como lo asegura desde antaño la Iglesia Católica.
La recomposición de las relaciones Gobierno-Congreso no se reduce a la campanilla de los colaboradores del recinto del Senado, quienes infructuosamente intentan hacer ingresar a los legisladores a la Plenaria –para aprobar las reformas del Ejecutivo- sino más bien requiere de generar confianza entre los dos poderes, ante un mandatario como Gustavo Petro, quien no duda en señalar de manera casi emocional pero por demás injusta, que los legisladores recibieron sobornos del microtráfico –totalmente absurdo- para que no aprobaran la legalización del consumo de Cannabis.
Una declaración la semana pasada del Presidente Petro -que agrava aún más el “corto circuito” entre Gobierno/Congreso- advierte que si no se le aprueban sus reformas, las va a implementar con un régimen de transición –asumiendo facultades extraordinarias, sin la previa autorización del Congreso- a lo que el Presidente del Senado Iván Name respondió acertadamente al señalar que “el Gobierno no puede suplir al Congreso ni hacer reformas de facto, entonces estarían violentando la Ley y la Constitución”, lo que significa ni menos que Petro buscaría desconocer el Estado Social de Derecho, incluida la división y autonomía de las tres ramas del Poder Público.
En otras palabras, el lento trámite de las reformas gubernamentales, no se debe a que el Congreso esté en contra de “los intereses del pueblo” -a quien Petro se desvive por convocar a las calles- sino a una posición unilateral, que se niega a concertar o escuchar otras propuestas para complementar sus proyectos, como es el caso de la Reforma Pensional, en donde la ponencia alternativa propone que el límite máximo para permanecer en Colpensiones sea de 1,5 salarios -no los cuatro salarios que propone el Gobierno- y con el fin de no desfinanciar los fondos privados; como también buscar alternativas de financiación para la renta pensional de los mayores de 80 años, porque se pretende que en parte sea financiada por los colombianos que ganan cuatro (4) salarios mínimos, quienes con descuentos tan solo reciben un poco más de tres millones de pesos.
El trámite de las reformas del Gobierno -insisto- solo se logra con un acuerdo nacional, participando todos los sectores -con la plena disposición de modificar o hacer ajustes- y sin sorprendentes epítetos o descalificativos presidenciales al Congreso, que aumenta y complica la preocupante polarización en el País, y de paso estanca las diversas posibilidades de desarrollo socioeconómico.
Coletilla: Esta semana se estaría conociendo la designación de ponentes para el primer debate en Comisión I de Senado, sobre la Mesada 14 para la Fuerza Pública -segunda y última vuelta- que tiene como autores al Senador José Vicente Carreño y al ministro de Defensa Nacional Iván Velázquez.
A mediados de este año, entonces, la Mesada 14 tendrá “rango constitucional”.
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