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Mientras la inefable Irene, y su ministerio de Minas y Energía a través del Servicio Geológico Colombiano, y   la Trasportadora de Gas se ponen de acuerdo sobre la actividad o no del volcán dormido de Cerro Bravo, el suroccidente colombiano se quedará por lo menos 10 días sin gas natural para sus industrias, sus residencias, sus restaurantes y sus automóviles.

La razón es muy sencilla, los monopolios que manejan el trasporte, la distribución y la importación del gas para regasificar nunca han querido admitir que es muy endeble el suministro del gas domiciliario y vehicular a través de un solo conducto que lo lleva desde la Costa Atlántica hasta el sur occidente del país.

Por supuesto, porque les avería el negocio, no han patrocinado o se han opuesto a que se monte una regasificadora en Buenaventura, que trasforme el gas que se importaría a menos precio de Perú y Bolivia.

Antes de comenzar el gobierno de Petro e Irene se nos dijo que en el puerto sobre el Pacifico se había montado una barcaza mediana para que regasificara pequeñas cantidades y satisficiera el consumo de Buenaventura. Pero no se volvió a hablar de construir el gasoducto que llevaría desde allí hasta las plantas distribuidoras de Yumbo el producido de esa regasificadora.

Ahora, cuando la trasportadora de gas toma la medida plausible de cerrar el chorro de gas que sube de Mariquita a Manizales porque en el sector que bordea el Cerro Bravo la roca ígnea ha elevado la temperatura a 700 grados. Y, al mismo tiempo los geólogos empecinados del Ministerio de Minas emiten un boletín negando la actividad volcánica y echándole la culpa de las fumarolas a un exceso de metano, la habladora Irene calla.

Los trasportadores de gas informan que han comenzado a diseñar, construir y poner en funcionamiento una tubería de baypas que supere el área de recalentamiento y les mamen gallo a las rocas ígneas del volcán dormido. Eso sí, de la regasificadora en Buenaventura nadie dice nada.

Gustavo Álvarez Gardeazábal

El Porce, mayo 23 del 2023