Audio: https://www.youtube.com/watch?v=4KGjb2on0JQ En Colombia el que chilla no es porque le duele sino porque tiene miedo al dolor. Por eso quizás nos acostumbramos a todo. Y como heredamos del catolicismo español la resignación para combinarla con la esperanza, siempre creemos que lo malo algún día se acaba. Por estos días, cuando todos los comerciantes del
Audio: https://www.youtube.com/watch?v=4KGjb2on0JQ
En Colombia el que chilla no es porque le duele sino porque tiene miedo al dolor. Por eso quizás nos acostumbramos a todo. Y como heredamos del catolicismo español la resignación para combinarla con la esperanza, siempre creemos que lo malo algún día se acaba.
Por estos días, cuando todos los comerciantes del país han comenzado a ver rojos en sus cuentas, a acumular inventarios y a convencerse que no están vendiendo, se oyen ya los chillidos.
En otro país ese ruido podría ser tenido como una de las variables que intervienen para calcular las cifras adivinatorias de los economistas, pero en Colombia, donde llevamos varias décadas sosteniendo la locomotora de la economía sobre los rieles del consumo de los hogares, el que los semáforos se pongan en rojo pueden llegar a desesperar.
Como la única plata que está quedando es la de los mexicanos que pagan en rama y en el sitio por el oro y la coca a los traquetos, el ducto inmediato no son los bancos sino las casas de cambio y de allí a las cajas registradoras de los almacenes de comercio. Ni la cantidad ni el origen de ese flujo de dinero lo pueden contabilizar en el Banco de la República. Pero ahí está y mantiene buena parte del gasto de los hogares.
Y como el país cada vez produce menos petróleo y menos gas porque prohibieron buscarlos. Y como ha disminuido la producción de azúcar porque hay 3 mil hectáreas invadidas por los indios y como es muy poco lo que producimos en otros renglones, el flujo de dinero con que compran en los almacenes se ha disminuido y son los comerciantes los primeros en sentir que su termómetro se va poniendo rojo, dígalo o no los encuestadores de Raddar.
Lo que se nos viene encima es una crisis de proporciones. Vamos a disminuir el gasto. Nos espantaron la producción y quedamos a merced de la platica que les paguen por el oro o la coca a los traquetos que dizque hacen la guerra o por la que a cuenta gotas reparte Gustavo Bolívar en subsidios
Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce, agosto 12 del 2024
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