A raíz de la caída del puente sobre el rio La Vieja, en la carretera de Cali a Bogotá, se ha podido constatar que a más de la inercia que se tragó a la ANI, al ministerio del Trasporte y al Invías, no se ven ganas de asumir y solucionar el problema. Lo que hay
A raíz de la caída del puente sobre el rio La Vieja, en la carretera de Cali a Bogotá, se ha podido constatar que a más de la inercia que se tragó a la ANI, al ministerio del Trasporte y al Invías, no se ven ganas de asumir y solucionar el problema.
Lo que hay es un creciente malestar de los empresarios y usuarios de esa vía contra la mal llamada “Autopista del Café”, que el país y la región heredaron llena de problemas del fallecido ministro Luis Fernando Jaramillo y cuya concesión es, hoy en día, propiedad en un 85% de Argos /Odinsa y Megacontratos.
La historia lo dice todo. Desde 1997 se entregó la concesión de esa vía por 190 kilómetros de doble calzada entre Manizales y Armenia. En el 2005 le agregaron los 39 kilómetros entre Armenia y La Paila, incluido el puente que se cayó. Se creía que Autopistas del Café ampliaría esos últimos kilómetros a doble calzada y repotenciaría el puente. No fue así.
En una carta dirigida al presidente Petro, y de la cual le mandaron copia al ministro Camargo, un muy representativo grupo de empresarios de Caldas, Risaralda, Quindío y Valle han denunciado que esa concesión vial ha tenido en 26 años 26 otros síes, 7 contratos adicionales, 2 tribunales de arbitramento y que, de un Tiro contratado del 14.99 %, hoy se llega casi al 100% sin revertir nada a la carretera y la región.
En otras palabras, que esa tragona concesión está mandada a recoger. Y mucho más cuando ni su gerente ni el ministro ni los directores de la ANI han emitido declaración alguna sobre el resultado de la investigación por la caída del puente. Y menos que se sabe si pudieron sacar el camión con los lingotes de plomo que se fue al fondo del rio y si ellos se repesaron para verificar si existía o no el sobrepeso.
Por supuesto, tampoco se sabe del nuevo puente, pero lo que si se acumulan son mayores costos al trasporte de Buenaventura a Bogotá, incomodidades a una zona turística como el Quindío y una neura total a quien haga el recorrido teniéndose que meter obligatoriamente por las congestionadas calles de Pereira.
Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce, mayo 25 del 2023
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