Audio: https://www.spreaker.com/episode/53738685 Ayer, día de la Santa Cruz, debieron haberse rezado en algún convento sobreviviente de antiguos ritos católicos los llamados mil jesúses repetidos en coro “Detente Satanás, espíritu maligno, de aquí no pasarás porque el día de la Santa Cruz dije mil veces, Jesús, Jesús, hasta completar mil”. En la Casa de Nariño, en
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Ayer, día de la Santa Cruz, debieron haberse rezado en algún convento sobreviviente de antiguos ritos católicos los llamados mil jesúses repetidos en coro “Detente Satanás, espíritu maligno, de aquí no pasarás porque el día de la Santa Cruz dije mil veces, Jesús, Jesús, hasta completar mil”.
En la Casa de Nariño, en el Capitolio o en los sitios donde se están tomando decisiones por estos días aciagos, nadie debió haber rezado esos mil jesuses no porque ya la religión católica no acuda a ordenar este país construido por la Iglesia durante siglos, cuanto porque en épocas de algoritmos e inteligencias artificiales pocos creen en el poder de la oración y muchísimos menos le temen a la presencia demoníaca o al poder del lado oscuro.
Yo, incrédulo de tiempo completo rechazo el temor en el Diablo, pero a veces pienso que es la fuerza demoníaca la que se apodera de quienes nos gobiernan y nos orientan porque no veo otra forma de explicar que hagan o digan tanta barrabasada juntas.
Tengo tres ejemplos. El primero, la declaración de un dizque sabio en drogadicción que afirmó que no es el fentanilo lo que está barriendo el consumo de cocaína y quebrando a los campesinos que siembran la mata y que no es que la perica esté pasando de moda, sino que hubo una superproducción.
La segunda, la del presidente Petro al afirmar que Gaitán quiso continuar la Revolución en Marcha de López Pumarejo, cuando fue exactamente lo contrario porque el caudillo asesinado se opuso llamando esa revolución lopista como una revuelta de papel y cartulina. Y la tercera, la balbuciente declaración de Bahamón, el nuevo gerente de Fedecafé afirmando que, aunque el gobierno tiene facultades para cancelar unilateralmente el contrato de administración del Fondo Parafiscal del Café, del que se sostiene Fedecafé, él espera que eso no ocurra, aunque los cafeteros le cerraron la puerta en las narices al presidente y no acogieron su comedida solicitud de que aplazaran la decisión de elegirlo a él. ¿Será que el demonio anda por ahí?
Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce, mayo 4 del 2023
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