“No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo” proverbio inglés. Por Nelsfomo Resulta que el agua es el elemento más importante y vital para la vida, pero como la tenemos al alcance de nuestras manos no le damos la importancia que merece, creemos que todo está a la distancia de
“No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo” proverbio inglés.
Por Nelsfomo
Resulta que el agua es el elemento más importante y vital para la vida, pero como la tenemos al alcance de nuestras manos no le damos la importancia que merece, creemos que todo está a la distancia de un grifo o peor aún que sale de la pared, por eso muchos no le dan la importancia que merece este preciado líquido. No se trata si el recibo del agua nos llega barato o costoso, porque al fin y al cabo un recibo sea como sea se paga, pero quien va a pagar el daño que se le está haciendo al planeta con el consumo descontrolado e innecesario de agua, ahora a esto súmele la cantidad de químicos y aceites que tiramos por la tubería. Lanzando desechos por ahí mi problema está resuelto, pero resulta que esto es un gravísimo error porque se está contaminando el agua y así es más difícil la purificación, reciclaje o limpieza de este líquido.
La conciencia humana aún no ha querido ver la gravedad del problema, incluso nuestros caños, quebradas, ríos y acueductos son botaderos de basura, contaminándolos y acabando de paso con muchas vidas acuáticas y su camino destructor continúa hasta llegar al mar donde seguirá arruinando vidas de miles de especies. Nuestro decir es que eso se lo lleva el agua, pero resulta que todo tiene un final y ese destino es la destrucción de nuestra propia casa, nuestro cuerpo y el planeta. Recordemos que el 70% de la tierra es agua al igual que el 70% de nuestro cuerpo. El agua después del aire, es el recurso natural más importante del medio ambiente y de esencial importancia para la existencia de cualquier tipo de vida.
Lamentablemente no se ha valorado y utilizado sosteniblemente como debe ser, la sociedad recurre al agua para generar y mantener el crecimiento económico con actividades industriales, mineras, agropecuarias, agrícolas, sociales, económicas, y por su puesto domésticas, todo esto han alterado su calidad para el consumo humano. El agua también es un elemento importante a la hora de decidir donde establecerse y como utilizar los terrenos, también la utilizamos como actividades recreativas como el baño y la pesca o el mero disfrute de la belleza natural de costas, ríos y lagos, es por eso que cuando salimos de vacaciones o paseos es muy importante hacernos responsables de nuestra basura, si esperamos encontrar agua limpia debemos dejarla limpia.
Aunque el total del agua en el planeta permanece relativamente constante en el tiempo, su disponibilidad resulta particularmente vulnerable al cambio climático. Los científicos advierten que en el siglo que viene podría reducirse el acceso al agua potable segura, al fundirse los glaciares y hacerse más frecuente las sequias en zonas como la mediterránea. Este hecho hará que disminuya, a su vez, el agua disponible para el riego y producción de alimentos. También se modificarán el caudal de los ríos, inundaciones más frecuentes, en especial en llanuras pobladas, se multiplicarán los daños a las viviendas, las infraestructuras y el abastecimiento de energía, también se aumentarán las temperaturas y lo peor de todo menor disponibilidad de agua.
La contaminación del agua y su escasez plantean amenazas para la salud humana, la calidad de vida y la ecología en general, pero el ser humano tiende a abusar de este rico elemento en perjuicio de su propia especie y en perjuicio de su propia existencia como la del resto de vida en la tierra. Se dice que un ser humano puede llegar a necesitar hasta 500 litros de agua potable al día, lo que significaría un derroche extremadamente excesivo. La escasez del agua de buena calidad perjudica el medio acuático, húmedo y terrestre, sometiendo a una presión todavía mayor a la flora y la fauna, que padecen ya las repercusiones de la urbanización y el cambio climático.
Partamos de un simple hecho sabido por todos, pero ignorado por muchos, sin agua no hay vida. Y esa es justamente la batalla que libra el niño de nuestra película de hoy, la lucha por encontrar agua y así dar subsistencia a su familia y vecinos que están condenados a la desgracia por falta del elixir de la vida, el agua. Esta vez nuestra película elegida es: EL NIÑO QUE DOMÒ EL VIENTO (The Boy Who Harnessed the Wind), la cinta está basada en la historia real de William Kamkwamba, un innovador, ingeniero y autor Malaui (país ubicado en el sureste de África que no tiene salida al mar y limita con Zambia, Tanzania y Mozambique). En el 2002 William ganó fama en su país al construir un aerogenerador para alimentar algunos aparatos eléctricos en la casa de su familia, usando madera de eucalipto, piezas de bicicleta y materiales recolectados en un botadero de basura local. Desde entonces ha construido una bomba de agua que funciona con energía solar y fue así como suministró agua potable a su pueblo por primera vez.
Su historia se dio a conocer gracias a una entrevista realizada por el Daily Show en octubre del 2009, al irse haciendo más conocido fue invitado a una reunión de “Google Sciense Fair 2011”, luego la revista TIME lo incluye como las “30 personas menores de 30 años que cambiaron el mundo”. William tuvo una infancia llena de dificultades, para sobrevivir y hacer frente a la pobreza tuvo que abandonar la escuela ya que sus padres no la podían pagar, pero sus ganas por adquirir conocimientos no lo detuvieron y fue esa la razón que lo llevo a la biblioteca cada vez que podía, para hacer lo que más le gustaba, leer libros, su verdadera pasión, adquirir conocimientos. Cuando a sus manos llegó un libro de ciencia ficción llamado Utilizar la Energía (Using Energy) fue cuando sus sueños de ayudar a su aldea empezaron a tomar forma, pero no fue nada fácil y mucho menos siendo un joven de 14 años en el que ni sus padres creen. Decidió aventurarse y crear un aerogenerador, inventando un sistema de captación de energía eólica, para bombear agua y así lograr cultivar alimentos.
Este hecho fue un verdadero soplo de vida a su familia y vecinos de la zona, ya que la escasez de alimentos los obligaba a comer una sola vez al día y el futuro era tan estéril como sus tierras deshidratadas. Pero gracias a su invento logró suministrar agua a sus habitantes y cultivar, fue así como poco a poco logró aliviar la hambruna de su país, y más tarde alcanzó su título como ingeniero y escribió su propia biografía en la cual se basa la película.
El Niño que Domó el Viento (The Boy Who Harnessed the Wind) es una película británica de 2019, basada en la biografía de William Kamkwamba. La cinta es escrita, dirigida y protagonizada por Chiwetel Ejiofor, quien es recordado por su nominación al Oscar por su interpretación en la película 12 años de esclavitud. Ejiofor nació en Londres, hijo de padres nigerianos, empezó aparecer en obras de teatro desde los 13 años y desde entonces su carrera en el medio cinematográfico ha ido en ascenso. Tanto así que debutó como director de cine con la cinta el Niño que domó el viento. La película tuvo su estreno mundial en el festival de cine de Sundance 2019, más tarde, el 21 de noviembre de 2019 Netflix adquiere sus derechos de distribución en todo el mundo.
El film relata la historia de Maxwell Simba un niño de 13 años, que vive en una zona rural de Malaui, allí las condiciones económicas han empeorado debido al mal clima. Sus padres no pueden afrontar otro gasto que no sea la comida y Maxwell es expulsado de la escuela. Sumergido en la pobreza y la hambruna que azota el país, decide ayudar a su familia y a las personas de la zona construyendo una turbina después de leer un libro de ciencias en el que se explican los pasos para su creación. En contra de todos los pronósticos y hasta de su propia familia logra construir un molino de viento para regar los cultivos y así garantizar cosechas durante todo el año, todo un siglo y generaciones completas.
Esta película nos deja como enseñanza no perder de vista los sueños por muy difíciles que parezcan, el limite esta en nuestra mente y por duro que suene no siempre los padres tienen la razón, ellos ya vivieron sus vidas y eso no quiere decir que tengamos que repetir sus pasos, muchos de ellos están errados en su forma de ver la vida y no son capaces de concebir la visión de sus hijos, en el potencial de los niños se esconde el verdadero secreto para transformar el mundo. Aunque la humanidad conoce desde hace mucho tiempo su dependencia del agua, es hasta ahora que nos estamos dando cuenta que no es ilimitada y por eso debemos valorarla. Este recurso es un derecho útil para la humanidad, pero también es un deber, una responsabilidad y prácticamente una obligación cuidarla, mantenerla y conservarla tanto para su beneficio, como el de futuras generaciones.
La noticia más increíble llega de la mano de la pandemia, el coronavirus, aquel virus que nos llevó al confinamiento y al cese de miles de actividades. Esto ha permitido que los niveles de contaminación en el mundo se redujeran drásticamente durante la cuarentena o aislamiento que está viviendo el mundo. Mientras la raza humana se debate en la búsqueda de una vacuna, el planeta se recupera de los estragos de la acción del hombre, una paradoja que invita a pensar y reflexionar. También nos ha puesto de manifiesto una cruda realidad: La acción de la humanidad empobrece drásticamente nuestras condiciones de vida.
Aun no se tienen datos claros al respecto, se cree que la emisión de gases contaminantes se ha reducido en gran medida, es evidente que bastan unos días sin tráfico para despejar la atmosfera. De esta situación tan difícil que estamos viviendo deberíamos extraer una lección, “no deberíamos vacilar a la hora de tomar medidas contundentes siempre que se ponga en riesgo la salud de las personas” ha destacado Adrián Fernández responsable de movilidad de Greenpeace. Estas no son las únicas consecuencias que ha tenido la propagación del COVID -19 para el planeta.
Lo que no han logrado 25 cumbres mundiales contra el cambio climático, lo está haciendo la nueva cepa de coronavirus, porque grandes ciudades del mundo como New York o Milán entre otras, registraron en una semana una reducción drástica e histórica en niveles de contaminación del aire. Aunque la especie humana es la más afectada por este virus, donde el número de personas infectadas y fallecimientos crece cada día, el resto de seres vivos que habitan el planeta también se están viendo afectados, aunque en este caso para bien. Situación que se repite a lo largo y ancho del planeta, donde la naturaleza parece recobrar toda su fuerza y ha puesto a reflexionar a miles de personas, que han llegado a comparar al coronavirus como “la vacuna de la naturaleza contra el hombre”.
Con el retorno poco a poco del ajetreo de la vida, claramente vamos a volver a contaminar y quizás en mayor nivel y retroceder el respiro que le dimos a la naturaleza, porque ahora las industrias empezaran a trabajar a toda máquina para intentar recuperar el tiempo que estuvieron parados. Desgraciadamente volvemos a lo mismo, a la carrera por reestablecer la economía y olvidamos lo esencial, el planeta, la base de nuestra existencia. Es elemental entender que somos nosotros los que contaminamos el ambiente y los que tenemos la oportunidad de mantener esta situación, hacer estos sencillos pero elementales pasos estamos ayudando en gran medida al planeta, usar más bicicleta, avanzar hacia la movilidad eléctrica, usar más vehículos a gas natural, caminar si los trayectos no son muy largos, todos comprometernos a pasar las revisiones técnicas y reducir la cantidad de vehículos que contaminan.
La invitación es a ver en Netflix la película El Niño que Domó el Viento y descubra con sus propios ojos la desgracia de las sociedades que no tienen agua potable y que su único medio de supervivencia es el agua lluvia, pero estas han sufrido un cambio drástico debido al cambio climático. Las grandes compañías madereras asolando los bosques, la tierra se queda sin barreras naturales para evitar las inundaciones que dañaran por completo cualquier tipo de cultivo. La incertidumbre es enorme, nuestras acciones repercuten en el mundo y las consecuencias se verán después. No permita que su irresponsabilidad y la de muchos le pongan tiempo límite a la prolongación de la vida. Ya sabe la importancia de cuidar el agua, así que no lo intente, hágalo. Y recuerde, Comparta cultura; comparta una película.
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