Audio https://www.youtube.com/watch?v=PpdpPzBTCpA En este país todos nos llega tarde, hasta la muerte, decía el poeta que antaño recitábamos. Vestidos con los mismos trajes mentales y morales de don Miguel Antonio Caro. Creyendo acaso que la realidad de hoy es la que vivían hace 210 años en plena Patria Boba y no la de este mundo
Audio https://www.youtube.com/watch?v=PpdpPzBTCpA
En este país todos nos llega tarde, hasta la muerte, decía el poeta que antaño recitábamos. Vestidos con los mismos trajes mentales y morales de don Miguel Antonio Caro. Creyendo acaso que la realidad de hoy es la que vivían hace 210 años en plena Patria Boba y no la de este mundo del 2021, en Colombia se levantan trincheras populistas para seguir impidiendo que la marihuana sea permitida en su cultivo, distribución y comercialización.
Hace unos meses el representante palmirano a la Cámara, Juan Fernando Reyes Kuri, presentó al Congreso el proyecto de legalización de la yerba, como ya lo habían hecho 14 estados norteamericanos, Uruguay y México y muchos países más. Los paquidermos que se reúnen en el Capitolio Nacional a rumiar como imponernos más impuestos para aplastarnos después de la pandemia, no pararon bolas al proyecto de ley ni hicieron las cuentas de los beneficios educativos, morales ,económicos y sociales que conllevaría que la marihuana se venda como los cigarrillos, pagando estampillas de contribución, acabando con las ollas inmundas donde la venden, apaciguando espíritus y, sobre todo eliminando el chantaje y la corruptela de los guardianes de la ley.
Nada de eso. Para los senadores y representantes, que cual ornitorrincos sobreviven en el ámbito del Congreso sin darse cuenta lo que está pasando en el mundo, son más válidos los argumentos histéricos de las mujeres que no tuvieron hijos o no fueron capaces de saberlos criar en sus hogares, repitiendo como loras que la marihuana es la puerta de entrada a peores vicios.
Esta posición mía es de siempre. Hace 54 años en la columna que publicaba en el diario Occidente repetía que las persecuciones contra la marimba de moño rojo que empezaban los hipis gringos a patrocinar en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta, cesarían cuando los norteamericanos cultivaran la yerba en los jardines de sus casas y, sobre todo, cuando a imitación de lo que hicieron con el tabaco y el licor, le pusieran estampillas de impuesto.
El estado de Nueva York, al unísono con California, los dos más grandes y poderosos estados de la unión americana han aprobado y reglamentado por estos días la marihuana con uso recreativo. En Colombia los paquidermos y ornitorrincos esperarán que las monjitas inexistentes del convento de Argelia, Valle, le den la bendición moral a esa herejía, y a los muchachos les decretarán mientras tanto que ahorren para viajar a Nueva York y poder fumarla allá.
Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce abril 5 2021
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