Audio: https://www.spreaker.com/user/8676384/2021-08-09-06-46-14-computer-record_1 El pasado 30 de julio, crónica # 228, bajo el título “Para la corrupción no hay vacuna”, dije metafóricamente que “El episodio de la prohibición de España para que los colombianos ingresen en esos tiempos de pandemia a la UE, porque han encontrado una respetable cantidad de falsificaciones de los certificados de vacunación
Audio: https://www.spreaker.com/user/8676384/2021-08-09-06-46-14-computer-record_1
El pasado 30 de julio, crónica # 228, bajo el título “Para la corrupción no hay vacuna”, dije metafóricamente que “El episodio de la prohibición de España para que los colombianos ingresen en esos tiempos de pandemia a la UE, porque han encontrado una respetable cantidad de falsificaciones de los certificados de vacunación contra el covid, es tan protuberante como la contratación de antiguos soldados de la patria para que realicen sicariatos de altísimo nivel, subiendo a nuevos pedestales la fama de los colombianos que ya nos había consagrado Pablo Escobar. Cambiar empero la concepción del uso rentable e ilegal del poder dentro de una sociedad como la nuestra es imposible. Habría que lavar los genes o inventarse una vacuna para que nos corrija el ADN como están haciendo con el covid.”
El algoritmo de YouTube sometió a juicio mi metafórica columna sobre la corrupción y con lógica de robot, me halló culpable de “infringir nuestra política sobre la desinformación médica”. Y dijo textualmente: “En YouTube no se permiten las afirmaciones sobre vacunas del COVID‑19 que contradigan la opinión de consenso entre los expertos de las autoridades sanitarias locales o de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
Bajo esos argumentos procedió a condenarme y suspender mis publicaciones sin derecho a la defensa, concediéndome tan solo el de la de apelación si creo que están equivocados. Como yo no recibo ningún estímulo económico por publicar mis crónicas diarias en YouTube y ellas se republican y retrasmiten también a través de varios periódicos y emisoras de provincia y entre algunos oyentes y lectores por medio del WhatsApp.
Pero sobre todo porque al leer el fallo y comprobar que no eran in fundadas mis sospechas, ni las de infinidad de habitantes del mundo, de que el covid ha sido tratado maliciosamente como un negocio para que los nuevos dueños del mundo y de las farmacéuticas sigan enriqueciéndose, informo públicamente que no voy a apelar. Asumo entonces que estoy censurado y condenado por quienes se han apoderado con sus algoritmos de las voluntades de la humanidad y me someto a las consecuencias. Como tal, ni amnistiado ni indultado por YouTube vuelvo a publicar mis crónicas en esa red.
Finalmente soy solamente un opinador y si el futuro nos lleva a presenciar la repetición del fascismo y el comunismo con la censura de la información a través ahora del internet, los defensores de la libertad de pensamiento nos iremos a la catacumba a librar la batalla. Quienes crean que pueden acompañarme en esta desigual guerra pueden escribirme (hasta que me lo arrebaten) al correo eljodario@gmail.com.
Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce, agosto 9 del 2021
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