“Neil Armstrong fue el primer hombre en la Luna, Hillary y Tenzing los primeros en conquistar el Everest y yo, Murugan, soy el primer hombre en el mundo en usar toallas femeninas” Arunachalam Muruganantham, empresario indio. Por: Nelsfomo Sus ovarios se están renovando cada mes para así garantizarle la posibilidad de traer a este mundo
“Neil Armstrong fue el primer hombre en la Luna, Hillary y Tenzing los primeros en conquistar el Everest y yo, Murugan, soy el primer hombre en el mundo en usar toallas femeninas” Arunachalam Muruganantham, empresario indio.
Por: Nelsfomo
Sus ovarios se están renovando cada mes para así garantizarle la posibilidad de traer a este mundo una nueva vida. ¡Cada vez que le llegue el periodo, Dios le está recordando que puedes crear vida!
Los eufemismos tienen un propósito: nos dan palabras para hablar sobre cosas que culturalmente se consideran tabú. Los tabúes menstruales nos condicionan a entender la función menstrual como algo que debe ser escondido, algo que causa vergüenza y asimismo, al no ponerle nombre a algo, reforzamos la idea de que no debe ser nombrado. El Corán nos dice; “abstenéos de las mujeres mientras dure y no vayáis a ellas hasta que no estén puras” Corán 2:222, la biblia dice; “Cuando a una mujer le llegue su menstruación, quedará impura. Todo el que la toque deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer.” Levítico 15. Y la primera enciclopedia latina (73 d.C) dice; “El contacto con “la sangre menstrual” agria el vino fresco, los cultivos que entran en contacto con ella se vuelven estériles, los injertos mueren, las semillas se secan en los jardines, los frutos se caen de los árboles, el acero se desafila y el brillo del marfil se opaca, las colmenas de abejas mueren y un hedor espantoso enrarece el aire. Al probarla, los perros enloquecen y su mordida transmite un veneno incurable.”
Estos tabúes probablemente se remontan a una era que antecede a la agricultura, al cerebro moderno e incluso, tal vez, al lenguaje. La vida de los primeros humanos que evolucionaron se centraba alrededor de la supervivencia, la reproducción y las funciones biológicas, tales como nacer, morir, aparearse y cazar. Estos elementos tuvieron un papel fundamental en la formación del lenguaje, no al revés. Y es ahí donde los antropólogos investigan el tabú de la menstruación: en la intersección entre evolución, comportamiento y biología, algunas sociedades modernas de cazadores-recolectores entienden la menstruación como algo poderoso, sanador, protector y sagrado. Estos grupos también son más propensos a tener cierto grado de igualdad de género.
En épocas antiguas este tema era totalmente prohibido, era algo que se tenía que mantener en secreto. Este tabú tiene origen en prácticas sociales y religiosas antiguas, donde el flujo menstrual era vergonzoso. En el Antiguo Egipto, por ejemplo, la sangre de las mujeres se utilizaba en ritos de brujería y tratamientos médicos, mientras que en la Arabia preislámica se consideraba la sexualidad y, especialmente a la mujer menstruante, como un polo de fuerzas negativas. Aunque en la actualidad este tipo de mitos en su mayoría son obsoletos, aún es posible encontrar vestigios de conceptos o creencias equivocadas con relación al sangrado femenino.
En pleno siglo XXI, sigue sin hablarse de la menstruación sin normalidad, y eso provoca una gran falta de información. Tanto en las escuelas como en las familias, la menstruación es un tema dentro de la educación sexual que se ha dejado de lado en la mayoría de los casos, por esto muchas niñas no saben nada sobre la regla hasta que les baja por primera vez, incluso después tardan años en aprender cómo funciona su propio ciclo. Todo esto llevó a que se generaran mitos falsos e ideas erróneas sobre el periodo como que el cuerpo se está limpiando, hasta que es malo tener relaciones si se está menstruando, pasando porque el sangrado elimina el riesgo de quedar embarazada o que se este se corta si te bañas, entre otros muchos.
La menstruación, también llamada menorrea, periodo o regla, es el sangrado que experimentan las mujeres y algunas hembras mamíferas cuando el óvulo es expulsado del ovario para ser fecundado y no se fertiliza. La primera menstruación se denomina menarquia y marca la pubertad y representa los años de fertilidad de la vida de la mujer que se inician en la adolescencia (aprox. Entre los 10 y 12 años) y duran hasta la menopausia (aprox. Entre los 45 y 53 años), (el periodo menstrual “puede” empezar y terminar aproximadamente a la misma edad en que les ocurrió a sus familiares, como madre o hermanas).
La Fase folicular es la primera fase del ciclo, que se inicia en el primer día de la menstruación y que dura entre 3 y 7 días, en esta fase el cerebro aumenta la producción de hormonas folículo estimulantes, que hacen que los ovarios maduren sus óvulos, el periodo de una mujer no es igual en todos los meses, ni igual al de otras mujeres. La menstruación puede ser leve, moderada o abundante y su duración también varía. En la fase ovulatoria, los niveles de estrógeno continúan aumentando y hacen que el organismo produzca la hormona Luteinizante, que es la responsable de seleccionar el óvulo más maduro y liberarlo del ovario, ocurriendo así la ovulación, generalmente el día 14 del ciclo. Después de ser liberado, el óvulo viaja a través de las trompas de Falopio hasta llegar al útero, normalmente, el óvulo sobrevive 24 horas fuera del ovario y, por lo tanto, si entra en contacto con un espermatozoide, puede ser fecundado y será posible quedar en embarazo, en caso de que el óvulo no haya sido fecundado se desintegrará, el folículo se contraerá dentro del ovario y los niveles de estrógeno y progesterona disminuirán, haciendo que el revestimiento del útero sea eliminado, dando así inicio a la menstruación.
El síndrome premenstrual a menudo comienza una o dos semanas antes del comienzo del periodo, este síndrome causa muchos síntomas diferentes como sensibilidad en los senos, hinchazón, irritabilidad y fatiga. Muchas mujeres tienen periodos menstruales dolorosos, también llamados dismenorrea. El dolor más común son los cólicos en la parte baja del abdomen, también se pueden tener otros síntomas como cambios de humor, acné, dolor de espalda baja, náuseas, diarrea, dolor de cabeza y hasta cansancio.
La dismenorrea primaria es el tipo más común de dolor menstrual. Por lo general, el dolor menstrual comienza en la juventud, justo después de comenzar a tener períodos menstruales. A menudo, a medida que envejece, se experimenta menos dolor, el dolor también puede mejorar después de haber dado a luz. La dismenorrea secundaria a menudo comienza más tarde en la vida, es causada por enfermedades que afectan el útero u otros órganos reproductivos, como la endometriosis y los fibroides uterinos. Es común que este tipo de dolor a menudo empeore con el tiempo, puede comenzar antes que empiece su período, y continuar hasta después que termine. Para ayudar a aliviar estos dolores, puede probar con: una bolsa con agua caliente en la parte inferior del abdomen, hacer ejercicio, ducharse con agua caliente, practicar técnicas de relajación como yoga o meditación, y en ultimas sino practica nada de las técnicas lo mejor es recurrir a analgésicos para que la ayude a controlar el dolor, lo ideal es tomársela cuando tiene los síntomas por primera vez o cuando su periodo comienza, antes de que el dolor se despierte por completo, porque estas pastillas no actúan de inmediato. Pero, si el dolor persiste o siente que esta fuera de lo normal, lo mejor es consultar a un médico.
No todas las personas que tienen el periodo menstrual se identifican como una niña o una mujer, los hombres transgénero (persona que, habiendo nacido con características sexuales propias de mujer, se les denomina con el género femenino, pero no se siente conforme con ello) y las personas intergénero (que no se percibe a sí misma como miembro de un único género “tradicional” mujer / hombre) que tienen útero, vagina, trompas de Falopio, ovarios y por ende también menstrúan. Puede ser una experiencia estresante para algunas personas trans, ya que es un recordatorio de que el cuerpo que tienen no corresponde con su verdadera identidad de género (esta incomodidad y ansiedad, a veces, se denomina disforia de género).
A otras personas trans puede que no les incomode tanto el periodo, a veces las personas trans que no han llegado a la pubertad toman hormonas (denominadas “bloqueadores de la pubertad”) para evitar todos los cambios corporales relacionados con el género que se producen durante esta etapa, incluido el periodo menstrual. Aquellas personas que ya tienen el periodo, si empiezan a tomar testosterona, la menstruación desaparecerá, sin embargo, esto es reversible: si se deja de tomarla el periodo menstrual regresa.
Hoy en día, existen muchas alternativas para que una mujer se sienta tranquila y confiada en hacer lo que quiera aun teniendo el periodo. Cada mujer es diferente, así como sus preferencias a la hora de usar métodos de higiene. Algunas chicas solo usan un método mientras que otras alternan entre varios métodos, la mayoría usan compresas (toallas higiénicas) la primera vez, otras prefieren usar Tampones sobre todo cuando quieren hacer deporte o nadar o simplemente sentirse más cómoda, (no se deje puesto un tampón durante más de 8 horas seguidas porque puede aumentar el riesgo de contraer una infección grave). Otras chicas prefieren usar una copa menstrual, la mayoría están fabricadas con silicona.
Muchos países imponen restricciones de todo tipo a las mujeres y niñas mientras menstrúan, no se les permite tocar el agua, cocinar, asistir a ceremonias, sitios religiosos o culturales y no pueden participar en actividades comunitarias. Hay lugares que ni siquiera pueden entrar a las casas y se les confina a cobertizos donde sufren frío y aislamiento, además de correr el riesgo de contraer enfermedades o sufrir ataques de animales, dejan de ir a la escuela o asistir al trabajo, estas prácticas refuerzan el estigma y la vergüenza emanados de los estereotipos que envuelven la menstruación y que impactan en todos los aspectos de la vida y el goce de los derechos humanos de las mujeres.
Debido a todos estos comportamientos es que en la India un hombre enamorado de su esposa y preocupado por su salud decide buscar una solución para que su mujer no sea rechazada y señalada por tener el periodo, pero sobre todo preocupado por su salud ya que conseguir productos de higiene y saneamiento tienen un alto costo lo que quiere decir que son artículos de lujo, si se compran un paquete de toallas, ya no le queda para la leche.
Todo surgió un día cuando Arunachalam Muruganantham descubrió a su esposa recogiendo trapos para usarlos durante su ciclo menstrual porque su familia no podía pagar las costosas toallas sanitarias producidas por las corporaciones multinacionales. Preocupado por lo que vio, pasó a hacer almohadillas de manera experimental en un esfuerzo para entender lo que constituye una toalla sanitaria eficaz. Al principio, ninguna mujer aceptó ser voluntaria para poner a prueba sus inventos, eran demasiado tímidas para discutir sus problemas menstruales entre ellas y mucho menos con un hombre. Así que decidió poner a prueba sus inventos en sí mismo, usando sangre de animales, entre otros métodos, su preocupación en tratar los problemas que se derivan de cómo las mujeres se ocupan de su flujo menstrual, un tema bastante tabú en la India, lo dejó condenado al destierro por su comunidad y familia, su esposa también lo abandonó porque sentía que la estaba avergonzando (aunque temporalmente).
Esta no será una carrera nada fácil ya que se tiene que enfrentar a una sociedad totalmente indiferente al tema y no solo eso sino a la vergüenza que las mismas mujeres sienten. ¿Cómo enfrentarse a la sociedad cuando su propia esposa no es capaz de hablar del tema? Esto lo armó de valor para seguir investigando y fue así como descubrió que la pulpa de madera era el componente clave que le había estado faltando. Armado con este nuevo conocimiento, procedió a diseñar una máquina que permitía una fabricación sencilla y rentable de la almohadilla, y que podía ser operada con un entrenamiento mínimo.
Muruganantham fundó la empresa, Jayaashree Industries, que comercializa estas máquinas a las mujeres rurales en toda la India y les proporciona empleo y una forma de elevarlas de la pobreza, su innovación ha sido elogiada por su sencillez y bajo costo, y su compromiso de ayuda social le ha valido varios premios. A pesar de ofertas de varias entidades corporativas para comercializar su empresa, se ha negado a vender y continúa proporcionando estas máquinas a grupos de autoayuda manejados por mujeres en toda la India. Este grandioso invento ha cambiado las vidas de miles de mujeres en la India. En algunos países, las almohadillas reutilizables o improvisadas todavía se utilizan para recoger la sangre menstrual, trapos, tierra y lodo se utilizan también para recoger el flujo menstrual. La máquina de Muruganantham crea empleos e ingresos para muchas mujeres, y las almohadillas asequibles les ofrecen a muchas más mujeres la oportunidad de llevar una vida normal durante la menstruación. Su osadía fue recompensada: ya vendió su máquina para hacer toallas en 23 estados de India, en Nepal, Bangladesh, Afganistán, Sudáfrica y Zimbabue y sigue en expansión.
Cuando un hombre fracasa pone a prueba lo que es. Este hombre armado de tenacidad y terquedad lucha por su convicción que es tan profunda que no admite réplicas, no hay camino de retorno, cada tropiezo es un aprendizaje y un paso hacia la meta. Muruganantham, jamás pretendió ni aceptó hacerse rico a partir de su invento, al contrario, en lugar de centrarse en sí mismo, pensó en los demás mostrando, que el verdadero sentido de la vida no radica en tener un cepillo de dientes con mango de oro, si para lavarlos alcanza uno de plástico. Lo que somos cobra significado cuando usamos lo que tenemos para ayudar a los demás.
Muruganantham está liderando la campaña #padmanchallenge en el que le pide a hombres y mujeres que publiquen fotos en las que sostienen una toalla higiénica, fue el primero en publicar la foto, esto se difundió y ahora personajes famosos se han unido a la causa para mostrar que no se tiene que sentir vergüenza al respecto, no solo hay que educar a las mujeres sino también a los hombres. Esto hace parte de un proceso natural normal, es más, sin este proceso la humanidad se extinguiría.
Pad Man, es un film inspirado en la épica historia real de este inventor quien creo las toallas de bajo costo en India, toda su lucha está impecablemente reflejada, tan pulcra ha sido la adaptación cinematográfica, que no hay gota del estigma sangrante de la menstruación en 140 minutos de metraje. Puede ver esta inspiradora película en la plataforma de Netflix. En esta misma plataforma pueden mirar el corto documental Period. End of sentence, en la India rural, donde el estigma de la menstruación persiste, las mujeres fabrican toallas femeninas en una nueva máquina y luchan por su independencia económica, en esta lucha contaron con la ayuda de nuestro héroe Muruganantham. Este corto documental ganó un Oscar, en la ceremonia su directora, Rayka Zehtabchi, subió a recoger el premio y puso en el foco este documental sobre un tema que nadie se atrevía a tratar. Sus palabras también dieron la vuelta al mundo: “No estoy llorando porque tenga la regla. No me puedo creer que una película sobre la menstruación haya ganado un Oscar. Están empoderando a las mujeres de todo el mundo para luchar por la igualdad menstrual”.
Diana Sierra, la colombiana que revolucionó la menstruación de miles de niñas, fue durante un viaje a Uganda cuando se dio cuenta de que el 40 % de las niñas en África desertaban de la escuela por falta de acceso a productos menstruales. En una aldea de Uganda un paquete de toallas sanitarias o compresas cuesta unos 75 centavos de dólar, el sueldo de un día entero de trabajo para quien gana el salario mínimo. Así que, siendo estos productos tal lujo, no son muchas las niñas que pueden valerse de ellos para lidiar con el periodo. Dice Diana: “La mayoría se mete una tela gruesa entre las piernas, incluso paja seca”, “Y teniendo en cuenta que caminan kilómetros para llegar a la escuela; esto les produce llagas y ampollas”. “ya en clase, no se levantan de la silla por miedo a que la sangre haya traspasado la tela y tengan una mancha visible”, añade la colombiana. Al miedo se le suman estigmas, creencias y supersticiones relacionadas a la menstruación y a la sangre que persisten en los entornos rurales de varios países. Algunas familias todavía siguen una antigua tradición que consiste en desterrar a las niñas y a las mujeres en casetas apartadas cuando tienen su periodo.
“Así que en muchos casos, por ese miedo al estigma, las niñas deciden no ir a la escuela”, dice Sierra. “al mes pierden cuatro o cinco días lectivos, y al año una cuarta parte del curso” entonces los padres piensan que la niña no rinde y la sacan de la escuela. Las matriculas son caras, el machismo es brutal y se las llevan a trabajar a fincas, comenta Diana. Estas y muchas razones más la llevaron a “hackear” una toalla sanitaria. Así que creó su propia marca Be Girl, que lanzó junto al ecuatoriano Pablo Freud y ahora distribuye productos sanitarios a niñas de 13 países de África y también otras partes del mundo.
Las sociedades que nos heredaron el entendimiento sobre nuestros cuerpos se formaron alrededor de estos tabúes. Por eso es necesario que se siga hablando sobre estos temas, porque si dejamos que vuelva a crearse un silencio alrededor de ellos, continuará la desinformación, los mitos y los obstáculos. Es necesario cambiar los sistemas para cambiar los tabúes de la menstruación, para proteger la salud de las mujeres, niñas y así evitar su discriminación. Y recuerde, Comparte cultura; comparte una película.
4 Comments
Martha
12 julio, 2020, 7:05 pmEs increíble la ignorancia tan grande frente a este tema ; yo no puedo creer la insensibilidad de las personas que puedan rechazar a la mujer por tener el periodo si es algo tan doloroso físicamente y aparte de eso la saquen de su casa es algo tan inhumano
REPLYIriana Tinjaca
12 julio, 2020, 7:09 pmQue interesante, aun no salgo del asombro de que haya un film de esta hstoria algo que es tan tabu en pleno siglo XXI.
REPLYwilliamserrano2
12 julio, 2020, 8:45 pmLa humanidad ha evolucionado tecnológicamente, psicológicamente continúa en la prehistoria.
REPLYNohora Fonseca
12 julio, 2020, 9:56 pmSiempre he creído que el hombre es un completo para la mujer. Es de admirar a este hombre que se haya puesto en los zapatos de su esposa y de las demás mujeres. Hay mucha ignorancia sobre sobre la menstruación , así como hay hombres que lo ven como hago normal hay otros que les incomoda hablar del tema, incluso a muchas mujeres también. Es increible que en pleno siglo XXI siga siendo un tabú y que muchas mujeres no tengan acceso a las toallas higinicas. Ojalá este film sirva para que los que creen en esos mitos nos nos vean como si fuéramos el coronavirus al que hay que evitarlo a como de el lugar. La muestruacion es un estado NO una enfermedad contagiosa.
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