Audio: https://www.spreaker.com/user/8676384/2022-02-10-06-07-29-computer-record Al campesino colombiano lo han venido persiguiendo por más de 70 años. Desde cuando comenzó la atroz violencia política en 1948, los campesinos sintieron el yugo del desplazamiento. Miles de familias dedicadas ancestralmente a trabajar la tierra se vieron de la noche a mañana empujados por las matanzas inmisericordes a refugiarse en las
Audio: https://www.spreaker.com/user/8676384/2022-02-10-06-07-29-computer-record
Al campesino colombiano lo han venido persiguiendo por más de 70 años. Desde cuando comenzó la atroz violencia política en 1948, los campesinos sintieron el yugo del desplazamiento. Miles de familias dedicadas ancestralmente a trabajar la tierra se vieron de la noche a mañana empujados por las matanzas inmisericordes a refugiarse en las ciudades y comenzar su peregrinar desde los cinturones de miseria hasta donde finalmente encontraron como sobrevivir y educar a su prole.
Desde aquellas épocas el fenómeno no ha disminuido. De la Violencia vinieron las guerrillas y de allí los paracos que fueron reduciendo más y más los núcleos que con su sudor alimentaban a Colombia. Muchos de ellos se fueron a prestar el servicio militar y tampoco volvieron al campo. La Federación de Cafeteros por hacer el bien les dio garrote. Montó gigantescas y muy dotadas Concentraciones Escolares donde estudiaban los hijos de los cafeteros andinos, pero el conocimiento espantaba a los muchachos del campo y en vez de reemplazar a los padres o los abuelos en las fincas cafeteras, preferían seguir estudiando y quedarse en la comodidad citadina.
Hoy, dicen los datos de la Federación, el promedio de edad de los cafeteros está entre los 52 y los 67 años. Pero como llegaron las teorías de que el campo empobrece y Colombia no podía seguir siendo un país pobre, cuando Gaviria y su ministro Hommes se hicieron al poder, abrieron el boquete dañinísimo de la mal llamada apertura económica y precipitaron el cambio de 12 millones de campesinos que cultivaban la tierra por 12 familias importadoras de alimentos.
Uribe no se quedó atrás y les dio la puñalada marranera imponiendo los atropelladores TLC, Tratados de Libre Comercio, que dejaron en la quiebra a millones de gentes del campo. De allá para acá el país campesino ha venido languideciendo. Los mercados domingueros ya no intercambian productos de los territorios rurales. Los campesinos van al pueblito a comprar los alimentos importados para poder comer. Y cuando la esperanza estaba en el apoyo a la integración vial, territorial y económica de las zonas que cobijó el pacto de paz de La Habana, el balance es terrible.
No se han abierto 100 kilómetros de carreteras a esas zonas ni se han mejorado 200 Ahora quieren bancarizar al campesino, obligarlo a suprimir el efectivo como lograron reemplazar la mula por la moto y lo que es peor, se niegan a fomentar los mini cultivos y todos los apoyos y subsidios se dan para las grandes extensiones de la agroindustria.
En 10 años no habrá entonces quien recoja la comida porque, por fin, lograron acabar con los campesinos, siempre estigmatizados y por estos días sin computadores. Siempre estorbosos y tratados como ignorantes.
Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce febrero 10 2022
Deja un comentario
Su dirección de correo electrónico no será publicada. Campos obligatorios *